Antes de la Creación no había hombres, ni animales, pescados, cangrejos, árboles, piedras, hoyos, barrancos, paja ni bejucos y no se manifestaba la faz de la tierra; el mar estaba suspenso y en el cielo no había cosa alguna que hiciera ruido. No había cosa en orden, cosa que tuviese ser, si no es el mar, el agua que estaba en calma y así todo estaba en silencio y oscuridad como noche. Solamente estaba el Señor y Creador, Kúcumatz y, Madre y Padre de todo lo que hay en el agua, llamada también Corazón del cielo porque está en él y en él reside. Vino su palabra acompañada de los Señores Tepew y Kúcumatz y, confiriendo, consultando y teniendo consejo entre sí en medio de aquella oscuridad, se crearon todas las criaturas.