En esta novela, Dorian Gray, un apuesto muchacho, se dedica a agotar completa y ávidamente el cáliz de las pasiones y a transformar su vida en un apasionamiento absoluto, impúdico y perpetuamente joven, a la vez que un retrato suyo es el que en realidad se avejenta y aloja en su imagen las huellas de la perversión e indecencia en las que el muchacho se va hundiendo cada vez más. Al final, Dorian destroza la imagen espantosa del cuadro, pero lo único que logra es destruir su propia existencia y dejar un horrendo cadáver.